- Robert Lewandowski La maldición del ex: 29 goles en 28 partidos al Dortmund
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Voraz, letal, vertiginoso, vistoso y casi perfecto. Son muchos los calificativos que pueden definir a este Barça, un equipo que somete con trucos de prestidigitación sin que los rivales puedan advertir por dónde les descompondrán. Porque da igual que sus analistas los hayan destripado, este talento no se puede prever y no perdona ni un solo desliz. [Narración y estadísticas (4-0)]
La varita en este equipo la tiene Pedri, capaz de encontrar huecos donde nadie los ve o desplazamientos milimétricos que convierten los balones en misiles de los que se sirven Lamine Yamal o Raphinha para hacer sangre en los costados. Apenas dos minutos pasaron para que el Dortmund y pequeño muro amarillo se dieran cuenta. El brasileño se escapó por la banda para colocar un centro raso entre la defensa y el portero que Bensebaine evitó que cazara Lewandowski. Había comenzado el asedio y en cuestión de seis minutos, aparecido toda la artillería.
Kobel tuvo que atajar el típico disparo de Lamine con recorte y zurdazo, pero el joven jugador aún lo hizo sufrir cuando, con un regate de cola de vaca, se plantó en la línea de fondo y probó un golpeo con rosca y casi sin ángulo que apunto estuvo de sorprender al meta suizo. La confianza hizo que no optara por buscar el pase atrás a Lewandowski, a quien le llegó su oportunidad con la asistencia de Raphinha para un duro disparo desde el punto de penalti que hizo lucirse de nuevo al guardameta de los alemanes.
Habilitado por el VAR
El equipo de Flick estaba hiriendo al Dortmund por las orillas con suma facilidad mientras los germanos perseguían balones y Guirassy sólo aparecía para caer en la trampa del fuera de juego.
Parecía cuestión de tiempo que el Barça acertara, aunque fuera en una jugada estúpida para los visitantes. Un tirón de pelo de Adeyemi a Koundé provocó un libre directo que Fermín puso muy pasado al segundo palo para que emergiera Íñigo Martínez y, con un cabezazo picado, la dejara a los pies de Cubarsí. Con la puntera la empujó el central pero, camino a la línea de gol, Raphinha la embocó. Revisó el VAR la posición del brasileño y habilitó su posición y un tanto, su duodécimo en Champions, que había celebrado Cubarsí.
Dos jugadas más tuvo el Barça para haber engordado el marcador, ambas con los mismos protagonistas. Falló Lamine cuando buscaba a Raphinha en una contra para encarar a Kobel y el goleador tampoco consiguió enganchar el siguiente pase de le dio la joven estrella.
La efervescencia que había mostrado el Barça se fue diluyendo a partir de la media hora, cuando el Dortmund fue encontrando la manera de llegar al área. La primera ocasión la remató al aire un desacertado Guirassy, lo mismo que volvería a hacer al borde del descanso antes de girarse ante Cubarsí y mandar su primer remate con intención al lateral de la red de Szczesny. Habían perdido los azulgranas el control tan absoluto que tuvo desde el inicio de partido, pero los alemanes eran un equipo romo.
Asfixia y zafarrancho
Esperaba Kovac que su equipo despertara en la segunda parte. Buscó más mordiente, y más vigilancias limpias de tarjetas, con Beier sujetando a Raphinha, pero antes de activarse ya estaba de nuevo sometido por la presión asfixiante del Barça. Los volvieron a encerrar en su área y encontraron otro gol. Apareció de nuevo la conexión de Pedri con Lamine para que pusiera un balón al segundo palo, donde lo peinó Raphinha para devolverlo al primero, casi a la escuadra, donde aparecía la cabeza del polaco. El Barça desató de nuevo un zafarrancho que lo convirtió en imparable.
Tuvo dos ocasiones Fermín, la primera la estrelló en el poste y la segunda la salva Ryerson de casualidad cuando iba directa al fondo de la red. En la tercera no le hizo falta disparar, pero hay que darle el mérito. Fue una jugada que identifica el estilo Flick. Un robo de De Jong en la frontal de su área, se apoya en Lamine en el costado derecho para que lance a la carrera a Fermín, esta vez recostado en la banda. Corrió el andaluz con toda la ventaja, pero eligió buscar a Lewandowski, que aparecía solo por el centro. En un movimiento perfecto de 13 segundos, el polaco lo culminó con un tercer gol. Aún le dio para robar una pelota con la que Raphinha voló y que Lamine, de puntera, convirtió en el cuarto. El Dortmund solo pudo batir a Szczesny en fuera de juego. Nada fue suficiente para impedir que el Barça pusiera sus pies en semifinales.